Comunicar y negociar mejor, con perspectiva.

La última naranja.

Èrase una vez dos hermanas que vivían en dos chalés pareados una al lado de la otra; compartían un hermoso jardín y un naranjo. Un día coinciden en el jardín con el propósito de coger una naranja, pero quedaba sólo una. La mayor se adelanta diciendo: "Me la quedo yo y mañana te traeré dos kilos del mercado". "Es que, de verdad, la necesito", contesta la otra, "si me la cedes, te daré cuatro kilos". Se ponen a discutir, hasta que una de las hermanas dice: " Oye, no quiero pelearme por una naranja, llévatela tú". "Entonces yo tampoco la quiero", replica la otra. Al final llegan a una solución salomónica: cortarla por la mitad. Final feliz, ?no?

Cada hermana se va a su casa. Una exprime su mitad para hacer zumo y la ota ralla la cáscara y se la echa a un bizcocho. - Si cada una hubiera conocido el interés real de la otra, habrián llegado a una solución mejor: una se habría quedado con toda la cáscara y la otra con toda la pulpa. -

De esta manera se ejemplifica un defecto muy común de los seres humanos: la falta de comunicación o diálogo (también en el caso de negociar), o para decirlo de otra forma: no interesarse lo suficiente en lo que quiere - o necesita - la otra persona.